EL BAUTISMO SEGÚN MARTIN LUTERO
Por: Caesar Arevalo
INTRODUCCION
Muchos que han escuchado de Martin Lutero no conocen casi nada de el excepto que es el “padre” de la reforma y que clavó sus “95 tesis” en un castillo en Alemania. Sin embargo, Martin Lutero tenía creencias teológicas muy especificas que le llevaron a actuar de una forma muy diferente de lo que muchos no se imaginan. Aun los que “celebran” el 31 de Octubre como el “día de la Reforma,” creen que Lutero era uno de ellos o “evangélico” de tinte Estadounidense.
Dentro de su teología, muchos no saben que Lúteo creía y la iglesia Luterana lo sostiene, que el bautismo regenera, obra el perdón de los pecados, y rescata de la muerte al creyente y da la salvación eterna. A continuación, vamos a leer de sus catecismos en donde Lutero enseña todo lo relacionado al bautismo de adultos e infantes.
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REFERENTE AL BAUTISMO
(Catecismo Menor-1529)
Como el cabeza de familia debe enseñarlo de manera sencilla a su familia
Primero
¿Qué es el Bautismo?
El bautismo no es simplemente agua, sino que es el agua incluida en el mandato de Dios y combinada con la palabra de Dios.
¿Cuál es esa palabra de Dios?
Cristo nuestro Señor dice en el último capítulo de Mateo: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” (Mateo 28:19)
Segundo
¿Qué beneficios da el Bautismo?
Obra el perdón de pecados, rescata de la muerte y del diablo, y da salvación eterna a todos los que creen en esto, como lo declaran las palabras y promesas de Dios.
¿Cuáles son estas palabras y promesas de Dios?
Cristo nuestro Señor dice en el último capítulo de Marcos: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Marcos 16:16)
Tercero
¿Cómo puede el agua hacer cosas tan grandes?
Ciertamente no sólo el agua, sino la palabra de Dios en y con el agua hace estas cosas, junto con la fe que confía en esta palabra de Dios en el agua. Porque sin la palabra de Dios el agua es agua simple y no hay bautismo. Pero con la palabra de Dios es un bautismo, es decir, un agua vivificante, rica en gracia, y un lavamiento del nuevo nacimiento en el Espíritu Santo, como dice San Pablo en Tito 3: “Él nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, habiendo sido justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos con esperanza de vida eterna. Palabra fiel es esta” (Tito 3:5-8).
Cuarto
¿Qué indica tal bautismo con agua?
Esto indica que el viejo Adán en nosotros debe ser ahogado y morir con todos los pecados y malos deseos mediante la contrición y el arrepentimiento diarios, y que un nuevo hombre debe surgir diariamente y levantarse para vivir ante Dios en justicia y pureza para siempre.
¿Dónde está escrito esto?
San Pablo escribe en Romanos capítulo seis: “Porque fuimos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que, como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva” (Rom. 6:4).
REFERENTE AL BAUTISMO DE INFANTES
(Catecismo Largo de Martin Lutero-1529)
Que el bautismo de los infantes agrada a Cristo está suficientemente probado por su propia obra, a saber, que Dios santifica a muchos de los que han sido bautizados de esta manera y les ha dado el Espíritu Santo; y que todavía hay muchos en quienes percibimos que tienen el Espíritu Santo tanto por su doctrina como por su vida; como también nos es dado por la gracia de Dios que podemos explicar las Escrituras y llegar al conocimiento de Cristo, lo cual es imposible sin el Espíritu Santo.
Pues si Dios no aceptara el bautismo de los infantes, no daría el Espíritu Santo ni ninguno de sus dones a ninguno de ellos; en resumen, durante este largo tiempo hasta el día de hoy ningún hombre sobre la tierra podría haber sido cristiano.
Ahora bien, puesto que Dios confirma el bautismo por los dones de su Espíritu Santo, como se percibe claramente en algunos de los padres de la Iglesia, como San Bernardo, Gerson, Juan Hus y otros, que fueron bautizados en la infancia, y puesto que la santa Iglesia cristiana no puede perecer hasta el fin del mundo, deben reconocer que ese bautismo infantil es agradable a Dios.
Porque Él nunca puede oponerse a Sí mismo, ni apoyar la falsedad y la maldad, ni para promoverlas impartir Su gracia y Espíritu. Esta es, en verdad, la mejor y más fuerte prueba para los simples e ignorantes. Porque no nos quitarán ni derribarán este artículo: Creo en una santa Iglesia cristiana, la comunión de los santos.
COMENTARIO
Los luteranos practican el bautismo infantil porque creen que Dios lo manda a través de la Gran Comisión: Jesucristo dice: “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, en donde vemos que Jesús no establece ningún límite de edad para los recipientes. La Biblia habla de los primeros cristianos que recibieron las palabras de los apóstoles y de que todo el grupo reunido-sin discriminación de edad- fue bautizado. Leemos acerca de una familia entera – hombres, mujeres, niños, sirvientes y esclavos – que se bautizó.
También otros pasajes bíblicos como Marcos 10:13-15, Marcos 16:16 y Hechos 2:38-39 en apoyo de la comprensión de lo que Jesús dijo en las Escrituras. Vemos a Pedro predicando en Pentecostés e incluyendo a los niños en la promesa del Bautismo: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados. Y recibiréis el don del Espíritu Santo. La promesa es para vosotros y para vuestros hijos”.
Para los luteranos el bautismo es por la gracia de Dios. La eficacia de nuestro bautismo no depende de la fe, la fuerza, el estatus o las buenas obras de la persona que se bautiza. Puesto que la creación de la fe es obra exclusivamente de Dios, no depende de las acciones del bautizado, ya sea un niño o un adulto. Aunque los niños bautizados no pueden articular esa fe, los luteranos creen que la fe está presente de todos modos. Puesto que es sólo la fe la que recibe estos dones divinos, los luteranos confiesan que el bautismo “obra perdón de pecados, libera de la muerte y del diablo, y da salvación eterna a todos los que creen en esto, como declaran las palabras y promesas de Dios”.
Como vimos en la sección especial sobre el bautismo infantil en su Catecismo Mayor, Lutero sostiene que el bautismo infantil agrada a Dios porque las personas así bautizadas renacieron y fueron santificadas por el Espíritu Santo. Los luteranos creen que los bebés son concebidos y nacen pecadores, ya que todos llevamos la carga del pecado original de Adán. Por lo tanto, necesitan nacer de nuevo para entrar en el reino de los cielos. Por medio del bautismo, el Espíritu Santo obra el renacimiento, crea la fe en ellos y los salva (1 Pedro 3:21). Y el bautismo, que esto prefiguró, ahora os salva (no como una eliminación de la suciedad del cuerpo, sino como una apelación a Dios por una buena conciencia), mediante la resurrección de Jesucristo, por eso los bebés necesitan la protección del bautismo lo antes posible.
El bautismo de adultos, o lo que se puede llamar “bautismo de creyentes”, depende de que la persona que se bautiza confiese su creencia en Jesús y lo practican muchos grupos religiosos. Sin embargo, esto, por definición, coloca parte de la eficacia de su bautismo en usted. Esta es la misma pendiente resbaladiza que vemos en el regalo de la salvación en la cruz. No puede hacer nada para ganarse su camino a la salvación y no puede hacer nada para aumentar la purificación de su bautismo. Todo es simplemente un regalo de Dios. Entonces ya conoce lo que Lutero y los luteranos creen acerca del bautismo. Si quiere “celebrar” el día de la reforma, entonces debe creer lo que Lutero enseñó.
CMA,
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